El Diwali es una fiesta religiosa conocida también como el «festival de las luces», que celebran miembros de varias religiones en India, como el hinduismo, el sijismo y el jainismo.
Durante el Diwali, celebrado una vez al año, la gente estrena nuevas ropas, comparte dulces y hace explotar petardos y fuegos artificiales. Es la entrada del nuevo año hindú, y una de las noches más significativas y alegres del año.
La divinidad que preside esta festividad es Lakshmi, consorte del dios Vishnú y una de las representaciones de la Gran Madre Universal. Ella es quien otorga la prosperidad, paz y salud. También el dios Ganesha es especialmente venerado ese día.
Durante esta celebración, que puede durar cuatro o cinco días, las casas se limpian de forma especial y se adornan con diversos motivos y lámparas de aceite o velas que se encienden al atardecer. Es usual celebrar una comida compuesta de sabrosos platos y dulces, hacer regalos a las personas cercanas y familiares, los fuegos artificiales y los juegos. Es el momento para renovar los libros de cuentas, hacer limpieza general, reemplazar algunos enseres del hogar y pintarlo y decorarlo para el año entrante. Es tradición que la diosa favorecerá de forma especial a quienes se reconcilien con sus enemigos.
Se aconseja instalar un altar en un lugar preferente de las casas donde este presente una imagen de Lakshmí a la que se le ofrecerán flores, incienso y monedas mientras se repite el mantra:
Oṃ Śri Mahā-Lakṣmiyai namaha
(¡Om! Me inclino ante la Señora Gran-Fortuna)
El simbolismo de la fiesta consiste en la necesidad del hombre de avanzar hacia la luz de la Verdad desde la ignorancia y la infelicidad, es decir, obtener la victoria del dharma (la religión) sobre adharma (irreligión).
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